PUENTES
COLGANTES:
Un puente colgante es
un puente cuyo
tablero, en vez de estar apoyado sobre pilas o arcos se sujeta mediante cables
o piezas atirantadas desde una estructura a la que van sujetas. Una de sus
variantes más conocidas es el que tiene una catenaria formada por numerosos cables de acero, de la que se suspende el
tablero del puente mediante tirantes verticales. La catenaria cuelga de dos
torres de suficiente altura, encargadas de llevar las cargas al suelo.
Desde la antigüedad este tipo
de puentes han sido utilizados por la humanidad para salvar obstáculos. Con el
paso de los siglos y la introducción y mejora de distintos materiales de
construcción, este tipo de puentes son capaces en la actualidad de soportar el
tráfico rodado o líneas de ferrocarril.
El diseño actual de los puentes
colgantes fue desarrollado a principios del siglo XIX.
Los primeros ejemplos incluyen el puente de Menai, el de Conwy, ambos puestos en
funcionamiento en 1826 en el Norte del País de Gales, y el primer puente
Hammersmith (1827) en la zona Oeste de Londres.
El llamado Puente Colgante de Portugalete en Vizcaya, de 1893, es más
exactamente un transbordador. Desde entonces se han construido puentes
colgantes en todo el mundo. Esta tipología de puente es prácticamente la única
solución posible para salvar grandes luces (superiores a un kilómetro),
por ejemplo, cuando sea peligroso para el tráfico marítimo añadir apoyos
centrales temporales o permanentes, o no sea viable añadir apoyos centrales.
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